Empresario, periodista, político, embajador y sobre todo, dirigente máximo del olimpismo durante 21 años, Juan Antonio Samaranch Torello, hijo de una acomodada familia catalana, se convirtió, con astucia y diplomacia, en uno de los españoles más conocidos e influyentes del mundo. De niño le gustaba el deporte, pero apenas jugó seriamente al hockey sobre patines. Llegó a ser seleccionador y primer presidente de la Federación Española de Patinaje entre 1954 y 1956. Practicó también el fútbol, el boxeo, la hípica, el esquí, la vela o el golf. En fútbol, era seguidor del Espanyol. El Hombre El secreto de Samaranch era saber delegar. Prefería que se le valorara como un gran coordinador, director, como exquisito melómano que era, de una gran orquesta que fue afinando desde su llegada al poder del movimiento olímpico en 1980 y que desde entonces comenzó a tocar verdaderas sinfonías de paz, espectáculo y dinero. Recibió el testigo olímpico con bastante ruina y consiguió resucit...