MUERE JUAN ANTONIO SAMARANCH
Empresario, periodista, político, embajador y sobre todo, dirigente máximo del olimpismo durante 21 años, Juan Antonio Samaranch Torello, hijo de una acomodada familia catalana, se convirtió, con astucia y diplomacia, en uno de los españoles más conocidos e influyentes del mundo.
De niño le gustaba el deporte, pero apenas jugó seriamente al hockey sobre patines. Llegó a ser seleccionador y primer presidente de la Federación Española de Patinaje entre 1954 y 1956. Practicó también el fútbol, el boxeo, la hípica, el esquí, la vela o el golf. En fútbol, era seguidor del Espanyol.
El Hombre
El secreto de Samaranch era saber delegar. Prefería que se le valorara como un gran coordinador, director, como exquisito melómano que era, de una gran orquesta que fue afinando desde su llegada al poder del movimiento olímpico en 1980 y que desde entonces comenzó a tocar verdaderas sinfonías de paz, espectáculo y dinero. Recibió el testigo olímpico con bastante ruina y consiguió resucitar al cadáver exquisito del olimpismo convenciendo al mundo de que un españolito que vino al mundo y le guardó Dios era capaz de hacerlo mucho mejor que cualquiera.
Hijo de un rico industrial textil oriundo de Madrid y de una de las herededas de la familia Torelló (del cava Torelló), Juan Antonio Samaranch Torelló nació en Barcelona el 17 de julio de 1920. Emparentó con otra ilustre joven de buena familia, María Teresa Salisachs-Rowe, Bibis Salisachs, de la que enviudó el 16 de septiembre de 2000, en plena celebración de los Juegos de Sydney, y deja dos hijos: María Teresa y Juan Antonio.
El Deportista
Junto a un grupo de amigos, introdujo en la Cataluña de la posguerra el hockey sobre patines, mientras estudiaba para ser profesor mercantil y se diplomaba en Estudios Superiores de Empresa. Fue jugador, seleccionador nacional de hockey sobre patines y presidente de la Federación tras su creación. En 1940 lo hizo en el Turó, como extremo y luego de portero. Dejó de abotonarse los patines porque le echó su hermano Augusto, que era el presidente del equipo, y le dio de baja por llegar siempre tarde a los partidos. Samaranch fundó entonces la sección de hockey del Español, y su hermano Augusto fichó como jugador españolista. Entonces Juan Antonio le apartó del equipo no porque llegara tarde, sino porque era mal jugador. Fue boxeador y amó el deporte en aquellos tiempos revueltos.
Obras y Premios
Autor de «Memorias Olímpicas», Samaranch fue uno de los más decididos defensores de la candidatura de Madrid para los Juegos de 2012 y 2016. El 2 de octubre de 2009, con lágrimas en los ojos, pidió a sus compañeros de la institución que «en el final» de sus días tomaran en consideración premiar a su país «con el honor de organizar los Juegos Olímpicos». Posee el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, la Medalla de Oro de Madrid y Barcelona, las Grandes Cruces de la Orden del Mérito Civil, del Mérito Naval y del Mérito Militar y de la Orden de Cisneros; el título de marqués de Samaranch, el Premio Especial del XXV aniversario de la Academia Olímpica Española, la primera Medalla de Oro de la Unión de Federaciones Deportivas de Catalunya, el Collar de la Orden de Isabel La Católica, el Premio Especial del COE... Además, ha recibido numerosos premios y honores internacionales, entre ellos: el Premio para la Paz de Seúl, el Premio Global Jesse Owens, el Collar de Oro del Mérito de la IAAF, el Premio al Mérito de la Asociación de Comité Olímpicos Nacionales, el I Premio Coubertin de Oro del Comité Olímpico francés, la Medalla de Oro de honor de la FIFA, el Premio «Arquitecto de la Paz» del Comité Olímpico de EE.UU., la Medalla de Oro de la Fundación Jean Monnet para Europa o las insignias de Gran Oficial de la Legión de Honor francesa.
Ha sido investido doctor «honoris causa» por las más prestigiosas universidades de todo el mundo. Además, era académico honorario de la Real Academia de Cataluña y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde que dejó el COI ha recibido varios reconocimientos en Barcelona y otras ciudades, así como la Orden de Honor de Rusia (2001) o la Gran Orden de la Cruz de Terra Mariana de Estonia (2003). En varias ocasiones se ha pedido para él el Nobel de la Paz: en febrero de 1988 fueron los secretarios generales de la ONU y del Consejo de Europa y el presidente de la Asociación de Comités Nacionales Olímpicos; y en febrero de 1995 el Comité Olímpico checo, si bien siempre él ha dicho que el merecedor del galardón sería el COI. Era académico de l’Académie Française des Sports.
Con Juan Antonio Samaranch desaparece el considerado «Papa del Deporte», la Biblia del Olimpismo, el hombre que supo lidiar contra la intolerancia y fijó la paz sobre el ruedo deportivo. Era el sexto aro olímpico.
De niño le gustaba el deporte, pero apenas jugó seriamente al hockey sobre patines. Llegó a ser seleccionador y primer presidente de la Federación Española de Patinaje entre 1954 y 1956. Practicó también el fútbol, el boxeo, la hípica, el esquí, la vela o el golf. En fútbol, era seguidor del Espanyol.
El Hombre
El secreto de Samaranch era saber delegar. Prefería que se le valorara como un gran coordinador, director, como exquisito melómano que era, de una gran orquesta que fue afinando desde su llegada al poder del movimiento olímpico en 1980 y que desde entonces comenzó a tocar verdaderas sinfonías de paz, espectáculo y dinero. Recibió el testigo olímpico con bastante ruina y consiguió resucitar al cadáver exquisito del olimpismo convenciendo al mundo de que un españolito que vino al mundo y le guardó Dios era capaz de hacerlo mucho mejor que cualquiera.
Hijo de un rico industrial textil oriundo de Madrid y de una de las herededas de la familia Torelló (del cava Torelló), Juan Antonio Samaranch Torelló nació en Barcelona el 17 de julio de 1920. Emparentó con otra ilustre joven de buena familia, María Teresa Salisachs-Rowe, Bibis Salisachs, de la que enviudó el 16 de septiembre de 2000, en plena celebración de los Juegos de Sydney, y deja dos hijos: María Teresa y Juan Antonio.
El Deportista
Junto a un grupo de amigos, introdujo en la Cataluña de la posguerra el hockey sobre patines, mientras estudiaba para ser profesor mercantil y se diplomaba en Estudios Superiores de Empresa. Fue jugador, seleccionador nacional de hockey sobre patines y presidente de la Federación tras su creación. En 1940 lo hizo en el Turó, como extremo y luego de portero. Dejó de abotonarse los patines porque le echó su hermano Augusto, que era el presidente del equipo, y le dio de baja por llegar siempre tarde a los partidos. Samaranch fundó entonces la sección de hockey del Español, y su hermano Augusto fichó como jugador españolista. Entonces Juan Antonio le apartó del equipo no porque llegara tarde, sino porque era mal jugador. Fue boxeador y amó el deporte en aquellos tiempos revueltos.
Obras y Premios
Autor de «Memorias Olímpicas», Samaranch fue uno de los más decididos defensores de la candidatura de Madrid para los Juegos de 2012 y 2016. El 2 de octubre de 2009, con lágrimas en los ojos, pidió a sus compañeros de la institución que «en el final» de sus días tomaran en consideración premiar a su país «con el honor de organizar los Juegos Olímpicos». Posee el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, la Medalla de Oro de Madrid y Barcelona, las Grandes Cruces de la Orden del Mérito Civil, del Mérito Naval y del Mérito Militar y de la Orden de Cisneros; el título de marqués de Samaranch, el Premio Especial del XXV aniversario de la Academia Olímpica Española, la primera Medalla de Oro de la Unión de Federaciones Deportivas de Catalunya, el Collar de la Orden de Isabel La Católica, el Premio Especial del COE... Además, ha recibido numerosos premios y honores internacionales, entre ellos: el Premio para la Paz de Seúl, el Premio Global Jesse Owens, el Collar de Oro del Mérito de la IAAF, el Premio al Mérito de la Asociación de Comité Olímpicos Nacionales, el I Premio Coubertin de Oro del Comité Olímpico francés, la Medalla de Oro de honor de la FIFA, el Premio «Arquitecto de la Paz» del Comité Olímpico de EE.UU., la Medalla de Oro de la Fundación Jean Monnet para Europa o las insignias de Gran Oficial de la Legión de Honor francesa.
Ha sido investido doctor «honoris causa» por las más prestigiosas universidades de todo el mundo. Además, era académico honorario de la Real Academia de Cataluña y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde que dejó el COI ha recibido varios reconocimientos en Barcelona y otras ciudades, así como la Orden de Honor de Rusia (2001) o la Gran Orden de la Cruz de Terra Mariana de Estonia (2003). En varias ocasiones se ha pedido para él el Nobel de la Paz: en febrero de 1988 fueron los secretarios generales de la ONU y del Consejo de Europa y el presidente de la Asociación de Comités Nacionales Olímpicos; y en febrero de 1995 el Comité Olímpico checo, si bien siempre él ha dicho que el merecedor del galardón sería el COI. Era académico de l’Académie Française des Sports.
Con Juan Antonio Samaranch desaparece el considerado «Papa del Deporte», la Biblia del Olimpismo, el hombre que supo lidiar contra la intolerancia y fijó la paz sobre el ruedo deportivo. Era el sexto aro olímpico.