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El fútbol moderno

 

¿La curiosa forma en la que nació el fútbol moderno?

Sorprendente para algunos y triste para otros, pero es la realidad de una sociedad que necesita un escape a sus miserias y una alegría para sus maltratadas vidas. Más sorprendente, si cabe, es que este espectáculo de alcance mundial lleve tan poco tiempo entre nosotros, siglo y medio, y que su origen se encuentre en una taberna londinense.

Antes de contar esta historia quisiera hacer una aclaración respecto a lo que algunos consideran fútbol y su supuesto origen en la antigüedad. He leído en diversas ocasiones que la verdadera cuna de este deporte se encuentra en China, donde hace dos mil años existía una competición que lo único que tenía en común con el fútbol era que usaban una pelota. 

También se dice que los mayas y aztecas lo jugaban, pero el Juego de Pelota mesoamericano tampoco tiene nada que ver con el deporte de masas actual, aparte del mismo equipamiento esférico. Otra versión nos lleva a Italia, donde se practica algo parecido al rugby, pero nuevamente, poco tiene que ver con el tema que nos atañe hoy. El fútbol es un deporte en el que dos equipos deben mover una pelota con el pie (aunque los porteros también pueden usar la mano), para intentar meterla en la portería del rival, siguiendo determinadas reglas. Eso es todo.







El fútbol tiene su origen, casualmente, en el rugby, un deporte en el que los jugadores sí pueden coger el balón (ovalado) con las manos, y en el que el “tacleo” o derribo está permitido. Este tipo de deporte, al igual que otros que se practicaban en Inglaterra desde el siglo XV, es de contacto, o sea, que los jugadores pueden golpearse mutuamente, siempre siguiendo ciertas convenciones, para intentar quitarse el balón.







Para mediados del siglo XIX, sin embargo, las diversas versiones y reglas hacían prácticamente imposible el que dos equipos de zonas o colegios diferentes compitieran el uno contra el otro, y casi siempre que lo hacían, debían decidir de antemano qué tipo de reglas aceptarían, muchas veces una mezcla entre las dos versiones enfrentadas.

El primer intento de regularización surgió de la Universidad de Cambridge en 1848 cuando un grupo de estudiantes se reunió para organizar el código pues cada uno venía de escuelas diferentes con reglas diferentes, y así era muy difícil jugar. Entre las innovaciones de dicho código estaba la posibilidad de meter un gol con el pie, el saque de banda, y los pases verticales, prohibidos hasta entonces por la mayoría de colegios.


Otras reglas pueden parecernos algo obvias a los fans del siglo XIX, pero no lo eran tal hace 150 años:

Las Leyes del Club de Fútbol de la Universidad de Cambridge.

Este club se denominará el Club de Fútbol Universitario.

Al inicio del juego, la bola será pateada desde el centro del campo; después de cada gol habrá un saque igual.

Después de un gol, el equipo que vaya perdiendo hará el saque; los equipos cambiarán de portería, a menos que hayan acordado hacerlo de otra manera.

El balón se considerará como “fuera” cuando haya cruzado la línea de las banderas en cada lado del campo, en cuyo caso el balón será lanzado en línea recta.

El balón estará fuera cuando haya cruzado la línea de gol en cualquier bando.

Cuando el balón esté por fuera, deberá ser adelantado nuevamente en el punto donde salió, no más de diez pasos, y será pateado.

Gol es cuando el balón es pateado entre los postes y por debajo del travesaño.

Cuando un jugador coja el balón directamente con el pie, podrá patearlo como pueda pero sin correr con él. En ningún caso podrá cogerlo con la mano, excepto para detenerlo.

Si el balón ha pasado a un jugador y ha venido desde su propia portería, no podrá tocarlo hasta que el equipo contrario lo patee, a menos que haya más de tres jugadores del otro equipo por delante de él. Ningún jugador podrá estar entre el balón y la portería contraria.

Bajo ningún concepto se permitirá agarrar, empujar con las manos o zancadillear al rival. Cualquier jugador podrá intentar luchar por el balón por cualquier medio consistente con las reglas anteriores.

El resultado de todos los partidos será decidido por el mayor número de goles.



Me gusta mucho la última regla, pues no se me ocurre otra para decidir un partido, fuera del empate, pero ya podemos ver algunas características del juego actual, como pueden ser el “fuera de juego” y la prohibición de tocarlo con la mano.


Otra importante cruzada para organizar el fútbol nació en 1857 de las manos de Nathaniel Creswick yWilliam Prest para ser utilizadas por el recién fundado Sheffield Football Club. Entre las innovaciones que aún perviven están las porterías con los postes inferiores y el travesaño, en lugar de los postes tipo rugby, los tiros de esquina y los tiros libres después de una falta. 

También se añadió la posibilidad de golpear el balón con la cabeza, para evitar definitivamente que los jugadores la tocaran con la mano. Un lustro después, se añadieron el medio tiempo y los árbitros.







Pero las cosas seguían algo caóticas y, a pesar de la popularidad de las reglas de Cambridge y de Sheffield, la mayoría de clubs seguían adaptando las que más les gustaban y descartando las que menos. 

Por ello, el 26 de octubre de 1863, un grupo de hombres decidió reunirse un día en laFreemason’s Tavern, en la calle Great Queen de Londres, para intentar conciliar las diversas versiones del juego y unificar sus reglas.

El objetivo fijado era “formar una asociación para establecer un código definitivo para regular el juego”, de la misma manera que la Asociación de Cricket había hecho. Doce clubs de Londres y las afueras enviaron a sus representantes: Barnes, Civil Service (el único sobreviviente), Crusaders, Forest (Leytonstone), No Names (Kilburn), Crystal Palace (diferente del actual), Blackheath, Kensington School, Perceval House (Blackheath), Surbiton, Blackheath Proprietory School and Charterhouse.

Aquella noche nació la Football Association, el órgano rector que aún regula el deporte en Inglaterra. No fue un parto fácil pues quedaban muchos flecos y fueron necesarias varias reuniones más hasta que los once clubs iniciales aceptaron un código común. 

Finalmente, el 8 de diciembre de 1863, los equipos arriba mencionados, con la excepción de Blackheat que decidió retirarse al no poder mantener las patadas en la espinilla, firmaron y publicaron las leyes que gobernarían el popular deporte a partir de ese momento. Para probarlas, decidieron organizar un partido entre Barnes y Richmond en el campo del primero. Jugado el 19 de diciembre, terminó con un 0-0.







El deporte más popular del mundo no ha dejado de evolucionar desde entonces, y seguiría haciéndolo a no ser por los actuales y corruptos dirigentes de las grandes federaciones, nacionales e internacionales, que han evitado a toda costa permitir el uso de instrumentos tecnológicos para aclarar jugadas complejas como el fuera de juego y los “goles fantasma”, no vaya a ser que los árbitros y sus jefes pierdan el poder de decidir partidos a su antojo, como vienen haciéndolo desde hace muchas décadas. 


Aún así, el fútbol sigue siendo el rey y entre el partido de esta noche y la próxima Copa del Mundo veremos a millones de hinchas desgañitarse, cabrearse y celebrar los goles. Pero hoy, cuando estemos enganchados frente al televisor, dediquemos unos segundos a aquellos hombres reunidos en una taberna de Londres, y brindemos por ellos.