La dimisión de Orenga
Cuando un equipo pierde un partido, el 50% de la culpa la tiene el entrenador y el otro 50% los jugadores.
Esto es lo ético y lo razonablemente justo, quererle echarle solo la culpa a Orenga de la derrota frente a Francia y hacerlo que dimita, no es lo más justo y tampoco lo más razonable.
Primero: porque Orenga ha sido puesto a dedos por el Presidente de la FEB, sin un historial convincente y sin experiencia alguna en la dirección de equipos de élite. Por lo cual, el primero a dimitir sería el Presidente.
Segundo: porque prácticamente el entrenador en esta Selección Española no manda nada, son los "amiguitos" jugadores en esta selección los que gobiernan el vestuario y más aún el juego del equipo. Esto lo sabe muy bien el Presidente y por lo tanto, no puede poner a un entrenador con prestigio a nivel internacional que se preste a ello, a no ser a costa de mucho dinero.
Tercero: un entrenador nunca puede ser amigo de los jugadores, Orenga se equivocaba cuando decía que los jugadores eran sus amigos, esto resulta muy bonito para la plebe y los medios de difusión pero es un error, se olvida que un partido es una "guerra" a pequeña escala y precisa de un líder que los dirija.
Cuarto: si comenzamos a buscar culpables, yo comenzaría por los medios de difusión. A toda costa quieren crear "mitos" deportivos para el populacho, siempre pensando en cuestiones económicas "vender es la primero" , y se olvidan de que los jugadores no son dioses, aunque algunos se lo crean.
Quinto: juntar a los creídos jugadores de la NBA, endiosarlos en los medios de difusión y al mismo tiempo querer que un entrenador controle su juego, sus "chulerías" y su protagonismo en la pista, es muy complicado cuando en este país tampoco contamos con muchos jugadores para una Selección que, además quiere ser de nuevo la campeona del Mundo.
Que Orenga no debería haber sido seleccionador de este equipo, en eso estamos todos de acuerdo. Pero ya sabemos que en nuestros Ayuntamientos e instituciones, los enchufes, amiguismo y nombramientos a dedos están a la orden del día.
La corrupción en este país salpica a todos, incluyendo al deporte, lo sensato sería aprender de las derrotas, corregir irresponsabilidades y trabajar mejor en el futuro, si queremos estar en la próxima Olimpiada.
Hay que cambiar la federación, el entrenador y ciertos jugadores, sino estaremos como siempre a merced de lo que digan los medios de difusión y de los "caprichos" de los jugadores, que se aprovechan del sistema para ganar dinero, y que con ciertas excepciones, no han reconocido que son tan culpables como el entrenador.
Miguel A Soto
Entrenador de baloncesto