COLUMNAS
COLUMNAS
















GIF NOTICIAS BREVES

Forofos de los deportes.












En los últimos tiempos vengo observando un curioso fenómeno sociológico relacionado con el deporte. 

Me he dado cuenta de que, con motivo de la estela de éxitos que están cosechando los deportistas españoles (fútbol, tenis, automovilismo, ciclismo), hay bastantes personas a mi alrededor, casi todas mujeres, que, sin haber tenido en la vida el más mínimo interés por los deportes de competición ni las más elementales nociones al respecto, se han convertido de pronto en aficionadas entusiastas, siguiendo todos los eventos con gran atención y hablando frecuentemente de los partidos o de las carreras.


El fenómeno no es completamente nuevo en el caso de ellas, pues las chicas ya llevan unos cuantos años interesándose mucho más por el fútbol de lo que cabría esperar de su naturaleza anticompetitiva, de su talante práctico y de su mentalidad doméstica ya sean amas de casa o directoras del Banco de España. Yo sostengo que este acercamiento suyo al mundo deportivo no deja de ser una pose mimética, una imitación ansiosa de los roles masculinos o una estrategia para pasar más tiempo con el churri (para controlarlo más, vamos), pero es una opinión.





No es nuevo el tema, digo, pero con los triunfos de la Selección Española y demás, la cosa se ha disparado, y ahora las tías hablan del fuera de juego como si entendieran el concepto, van a ver los partidos a los bares, te preguntan cómo ha quedado Fernando Alonso o mandan whatsapps comentando el Roland Garros. 


Esta buena racha para el deporte nacional también ha azuzado el fervor de los hombres menos aficionados, pero admitamos que, salvo yo y otros cuatro, los chicos a los que se la pelan los acontecimientos deportivos siempre se han esforzado en disimularlo mínimamente por absurdas razones de estereotipo social.



Hay gente que no sabía lo que era un set hasta que este ganó diez torneos


Pero me he enrollado, porque de lo que quería hablar en realidad es de lo mucho que le gustan a la gente los triunfadores, y de cómo se apresura a subirse al carro de los laureles. Igual que los aficionados al equipo de fútbol de mi ciudad, que renuevan o no sus abonos en función de si sigue en Primera o ha bajado; igual que los niños pequeños, que siempre quieren vestir la camiseta de los colores ganadores, el interés de casi todo el mundo por los deportistas crece (o aparece) en la medida que acumulan copas o medallas. 

Debemos de albergar una especie de gen muy poderoso que nos lleva a pegarnos como lapas a los vencedores, a aplaudirlos exaltados y a intentar demostrar que siempre hemos sido de los suyos. Y a huir como las ratas del barco hundido cuando llega una época de vacas flacas.

El paréntesis dorado del deporte español terminará cualquier año de estos y entonces muchos volverán a pasar de las competiciones, dejarán de fingir afición y de ser monos imitadores.


Fuente: La pluma viperina